Subió mecánicamente por unas escaleras
hacia las flores de naranja
Tiñó de añil los cráteres de la luna
Girando, el sol le rodeó por la cintura
Hizo fuego consultando el oráculo de dos calles más abajo
Se sentó a ver auroras boreales, abrigado eso si.
Y se enjuagó de alegría la mirada
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